Me contaron hace mucho tiempo, que dos jóvenes que venían de lejos estaban buscando el sitio ideal para poder vivir y formar su familia.
Visitaron muchos lugares de la provincia de Granada, incluso pensaron en vivir en la capital, pero no les acababa de convencer.
Unos de esos días que dedicaban a visitar diferentes lugares, vieron a lo lejos un letrero en el que ponía "Albolote" y decidieron entrar a conocerlo.
Una vez allí, se adentraron en sus calles para conocer el municipio. En su paseo iban conociendo muchos lugares, entre ellos, les impresionó el parque Guaynabo, por lo bien cuidado que estaba y por un pueblo en miniatura llamado "Albolut", que se encuentra en su interior. También les gustó mucho el ayuntamiento con su plaza, la gente tan amable que había en él y las instalaciones por las que estaba formado. Cuando conocieron el polideportivo municipal pensaron que ese sería un buen lugar para realizar algún deporte y que cuando tuvieran hijos, podrían hacer muchos tipos de actividades en él.
Uno de los lugareños les contó, que cerca del pueblo había un lugar en el que la gente podía ir a pasar un día de campo y disfrutar de las vistas que se divisaban desde allí. Este sitio era "El Torreón" dónde se encuentran los restos de una torre.
Cuando regresaban, pasaron por las diferentes urbanizaciones que pertenecen a este pueblo como son: Loma Verde, Villas Blancas y Cubillas. También por El Chaparral, que es una pedanía de Albolote. Este les gustó mucho por la amabilidad de sus gentes y por la tranquilidad que había en él.
Por todo lo que habían conocido, decidieron que este sería un buen lugar para vivir.
Estos jóvenes eran mis padres, por eso yo soy alboloteño, al igual que mis hermanos. Vivo, estudio y juego en este gran pueblo. Me gusta mucho Albolote y creo que mis padres tomaron una gran decisión al venirse a vivir aquí.
Marcos Garcés Mayo (CEIP San Isidro Labrador)
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